domingo, 2 de junio de 2013

REVISTA CROMOS: MEDELLIN Y SUS TESOROS


IN MEMORY OF JUAN FDO. LONDOÑO
1959 - 2012
AMARNA
ART - ARCHITECTURE - DESIGN
1993 – 2010


Juan Londoño en Cromos



MAGAZINE:           CROMOS
ARTICLE:               MEDELLIN Y SUS TESOROS
PAGE:                     60 - 61
PUBLISHED:          2000 - 06 – 26
FHOTOGRAF:        LEO QUEEN


MEDELLIN Y SUS TESOROS
Comenzar siempre es difícil, pero nada es imposible si se tiene una idea. Y el que no la tenga que se la invente. Así lo hicieron estos nueve jóvenes paisas y ahora el futuro les pertenece. Desde la ciencia, el deporte, la política, el arte, la culinaria, el diseño y la tecnología ellos marcan la diferencia.

JUAN FERNANDO LONDOÑO,
EL PACIENTE DISEÑADOR
Hace siete años cuando en Medellín todo era tradición, un almacén abrió sus puertas con un renovado punto medio en donde ni el lujo ni el minimalismo tenían vitrina. Un abogado estaba detrás de éste equilibrio, Juan Fernando Londoño era quien determinaba el tamaño de cada silla, la extensión de la mesa, el color del taburete, él mismo era la idea, él mismo y su mesura. Lo llamó Amarna por que desde que era un niño lo ha  apasionado Egipto y su refinamiento formal, por eso tomó el nombre de una de las capitales del imperio antiguo y lo convirtió en una sala de muebles con firma sin exclusividad.

Siempre creyó que su apasionamiento por las formas y su aguzado ojo lo llevarían a la arquitectura pero se dejó convencer por otros y terminó estudiando Derecho. Insuficiente camino para su expresión por lo que se fue para Oxford a seguir varios cursos de historia del arte y allá se encontró de repente con los almacenes de Conrad, uno de los diseñadores de muebles ingleses de mayor prestigio. Y pensó que por ahí era lo suyo.

Tal ves fue por ese mundo visual que compartió con su hermano German, el pintor, que desarrolló empíricamente un estilo propio. Pero son los años que lleva podando ese bosque de ideas que lo invade hasta en sueños, los que le dan esencia y simplicidad. Dice que ni en su casa tiene de esas piezas de museo exclusivas que a los diseñadores les gusta forjar, que en ella no hay nada del otro mundo.



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